Oh Preciosísima Padre celestial, envía tu Espíritu de la
Verdad que me enseñará todas las cosas y me traen palabras de
inspiración que elevarán tanto mi propia vida y las vidas de otras
personas que puedan escuchar o leer ellos.
Por tus palabras son verdad y son vida; alimentan el espíritu y el alma de todos los que están dispuestos a escucharlos.
¿Quién es semejante a Ti, Oh Preciosísima Padre Celestial? Por una mera expresión de voz Puede cambiar todas las cosas y hacer todas las cosas perfectas.
Las palabras de su boca es dulce y luego la miel y más precioso que encontrar oro.
Abre mis oídos para que pueda oír el sonido de su voz con claridad, trayendo avivamiento a mi alma.
Mi hombre interior se hace pura y santa por tus palabras.
Tú eres preciosa, Oh Padre Celestial.
Tú eres preciosa. Amén.